El arranque del año ha sido particularmente volátil para los mercados acciones y bonos. Si bien, hemos estado experimentando una tendencia poco acostumbrada de un “bear market” (i.e. Mercado a la baja) es importante evaluar el porqué de los cambios que están ocurriendo y cómo nos está afectando.
La economía estadounidense está en un proceso de ajuste en su política monetaria. En los últimos 20 años, la Reserva Federal ha actuado como un salvavidas en momentos de crisis de la economía. En este momento, se encuentra en una posición incómoda confrontada por un problema estructural, una alta inflación. La inflación es como un cáncer, que tiene que ser atendida y el tratamiento es agresivo y desagradable para el paciente.
La Reserva Federal comenzó a implementar su tratamiento a medianos de marzo. Una de estas acciones tomada ha sido la subida de la tasa de interés. En términos prácticos, el dinero que era accesible y económico de conseguir a través de préstamos (i.e. hipotecas, préstamos a empresas, tarjetas de crédito, etc.) se vuelve -con cada incremento- más costoso para todos. Pero ¿por qué sube la tasa de interés? En teoría, al subir la tasa de interés debería tener un efecto en la disminución del consumo y, en consecuencia, una reducción de la inflación.
En la práctica frenar la inflación es como frenar un buque carguero que va a toda máquina y su principal problema es que tiene un limitado margen de maniobra para frenar, una frenada “suave” puede no tener ningún efecto contra la inflación mientras que una frenada “fuerte” puede llevar la economía a una recesión.
Para ponerlo en perspectiva, la Reserva Federal ha subido -entre marzo y mayo- incremento de 0% a 0.75% la tasa de interés. Su efecto ha sido dramático. En lo que va de año, el índice del Dow Jones, S&p500 y Nasdaq han caído -9.5%, -13.4% y -21.8% respectivamente, lo que se traduce en un reajuste de la valoración de las empresas en general. La tasa de interés del tesoro de 10 años ha pasado de 1.6% a 3.07%, lo que implica una disminución del precio de los bonos y la tasa fija de una hipoteca de 30 años han pasado de 2.96% a 5.27%, un aumento casi del 80% en el costo de pagar una hipoteca, esto en apenas con dos subidas de la tasa de interés por parte de la Reserva Federal. Movimientos tectónicos para cualquier economía y todavía no hemos visto su efecto sobre la inflación.
Mientras tanto, ¿qué hacer con nuestros portafolios? Aqui les dejo unas recomendaciones generales:
El pánico es el peor consejero, una estrategia clara ayuda a manejar expectativas de corto y mediano plazo y recordar que los mercados a la baja no duran para siempre.
Diversifica y habla con tu asesor financiero. Evita tomar decisiones emocionales.
Protege el capital invertido al disminuir la exposición en activos con tendencia negativa y aprovecha los sectores resilientes dado la coyuntura mundial (i.e. sector de energía).
Enfoque en la estrategia, si la visión es de largo plazo, invertir con un principio claro de calidad y valor intrínseco, no especular.
Reduce la exposición de bonos a muy largo plazo y/o considera las implicaciones de mantenerlos a vencimiento. Evalúa el riesgo de crédito de esos bonos.
Utiliza estrategias de inversión que busquen un “hedge” o protejan sobre los riesgos actuales, por ejemplo, contra la inflación favorece sectores de “valor” vs. “crecimiento” y/o invierte en bonos del tesoro con protección sobre la inflación (i.e. TIPS)
Hoy, el barril de crudo se cotiza en $110.5/barril; el rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años sube a 3.12%; el oro se cotiza en $1.883,50 por onza, el Euro cotiza a una tasa de 1.0578 euros/USD y, finalmente, el bitcoin cotiza en $36.080.
Espero que tengan un buen día y los invito a que me escriban con sus inquietudes y dudas. +1.305.746.9890 (WhatsApp) eduardo.lucca@mellig.us
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